Siempre causa una fascinación esas dependencias de antaño, actualmente desaparecidas de la red, que eran los depósitos de locomotoras a vapor. Su puente giratorio, rodeado de vías radiales terminadas en el edificio de la rotonda, dominaba la imagen que tenemos de ellos. Pero en general nos evocan escenas de negras locomotoras apiñadas y agolpadas, bien en procesión una tras otra, bien en circulo congregadas en rumorosa reunión; rodeadas de tierra negra manchada por el carbón, el fuel o las cenizas, y con columnas de humo emergiendo por diferentes rincones. En nada se parecen a los limpios y silenciosos depósitos actuales de tracción eléctrica. ¿Que ocurría en aquellos recintos? ¿Que dependencias existían y como se aplicaban?
El presente hilo pretende dar una idea del qué implicaban las operaciones de "mantenimiento" de una locomotora de vapor y de las atenciones que los depósitos debían prestarles.
Antes de entrar a describir las instalaciones propias del depósito analicemos las grandes operaciones de puesta a punto que necesitaban las locomotoras de vapor:
"El ciclo de Mantenimiento de las Locomotoras a Vapor"
Conforme pasa el tiempo, y aunque se lleve a cabo un cuidadoso mantenimiento de las locomotoras, éstas van perdiendo eficacia, aumentando el consumo de carbón y desarrollando paulatinamente menos potencia, hasta que llega un momento en que es necesario desmontar totalmente la caldera y reparar o sustituir los principales elementos de la máquina. Esta operación se denomina "gran reparación" y se debía efectuar entre los 130.000 y los 150.000 kilómetros.
El ciclo teórico de mantenimiento en Renfe, y en general en cualquier administración ferroviaria, venía a ser el siguiente:
- Cada 800 o 1.000 kilómetros, una vez a la semana más o menos, la locomotora tenía que parar para hacer un lavado de la caldera, para eliminar los lodos y barros que se formaban en el interior de esta, que adosados a los tubos reducían enormemente la capacidad para transmitir el calor y elevar la temperatura del agua. Esta operación podía ser:
- Un "lavado frío", apagando y enfriando totalmente la locomotora (hasta los 30º) para eliminar la presión en su interior, poder abrir los tapones de registro de la caldera, vaciar el agua contenida y lavar el interior con agua a presión a la que se añadían elementos desincrustantes y detergentes. Después se tenía que lavar la caldera con agua limpia para eliminar los restos de estos detergentes (abrasivos para la caldera), volverla a llenar y poner la locomotora en marcha nuevamente (hacer fuego y coger presión desde cero). Todo ello implicaba una parada de unas 24 horas, con la locomotora fuera de servicio.
- Un "lavado en caliente", sin apagar ni enfriar totalmente la locomotora, dejando, eso sí, de alimentar el fuego para que la presión baje hasta 1 Kg, siempre que la locomotora dispusiera de válvula inferior de lavado. Una vez reducida la presión se podía abrir la válvula del fondo de la caldera por la cual, y con la ayuda de la presión remanente, los lodos y barros eran expulsados de la caldera. Había que tener cuidado de no reducir en exceso el nivel de agua de la caldera. Una vez hecha la operación se podía volver a "hacer presión". En este caso el parón de la locomotora podía reducirse a cuatro o cinco horas, aunque esta operación no impedía que se tuviera que hacer igualmente un "lavado frío" por cada tres o cuatro "lavados en caliente".
- Cada 50.000 kilómetros en el caso de locomotoras de mercancías, o 80.000 en el caso de locomotoras de pasajeros, una vez cada dos años más o menos, se tenía que efectuar una operación de "levante", para tornear las llantas de las ruedas, y ajustar el mecanismo de transmisión y distribución, operación esta última que venía impuesta dado que se tenían que desmontar las bielas para sacar los ejes. La duración de la operación podía ser de una semana o algo más.
Los depósitos, por tanto, solían disponer de una zona donde levantar las locomotoras y poder extraer los ejes. Esto podía hacerse mediante un puente-grúa, instalación de alto coste, o bien mediante un foso de descenso de ejes, o, más rudimentariamente, mediante gatos adecuados. Además, era necesaria una zona destinada al almacenamiento de los ejes desmontados, y reserva de ejes, denominada "parque de ejes". - La siguiente operación de "levante" que se hacía a la máquina, además del proceso de desmontaje de ejes y torneado de llantas, implicaba ya una "gran reparación" por el kilometraje recorrido por la locomotora, que venían a ser los 130.000 antes comentados, con desmontaje de la caldera para cambiar los tubos. Para esta operación se debía llevar la locomotora fuera del depósito a los talleres generales, y eso era cada cuatro años. Aprovechando esta visita a talleres generales, y mientras se efectuaba el levante para el torneado de llantas, se estudiaba la existencia de fisuras en ruedas y radios, y se llevaba a cabo la sustitución de las mismas si se precisaba.
- La siguiente visita a los talleres generales, en el cuarto "levantamiento" a los 250.000 kilómetros (y segunda "gran reparación"), además de las operaciones anteriores se añadía el cambio de las placas tubulares. Una vez cada ocho años
- Finalmente en el octavo "levantamiento", cuarta visita a los talleres generales, también se llevaba a cabo el cambio del hogar por lo que, con esta operación, se habían renovado todos los elementos de la caldera, a los 500.000 kilómetros y los 16 años de vida de la locomotora, siendo ésta una intervención de alto coste (renovación íntegra de caldera).
Por tanto, esos 30 años, aproximadamente, determinaban el final del uso operativo de la máquina, no importa el tamaño, tecnología o servicio de la locomotora de vapor.
El conjunto de operaciones de mantenimiento (obviando los lavados de caldera) pueden resumirse en el siguiente cuadro:
De lo expuesto podemos entresacar una primera conclusión:
En un depósito de unas 24 locomotoras de dotación:
- Si cada semana se tienen que lavar la totalidad de las calderas de las locomotoras, deberemos lavar un mínimo (más o menos) de cuatro locomotoras cada día de la semana, suponiendo que los domingos nos los tomamos de descanso, por lo que tan sólo podemos disponer de 20 de ellas operativas cada día.
- Si cada dos años todas las locomotoras deben efectuar una operación de levante, cada mes deberemos efectuar el levante de una de ellas y estará inmobilizada durante varios días.
- Si cada cuatro años todas las locomotoras deben ir a los talleres generales para efectuar una gran reparación, cada dos meses deberemos enviar una de ellas a los talleres generales, y deberemos prescindir de ella durante varias semanas.
- Además de las operaciones de mantenimiento descritas, hay que tener presente las averías e incidencias "normales" del material. Cabe pensar que una vez al año una locomotora (de vapor) presente una avería que le mantenga apartada del servicio, lo cual da una distribución de una avería cada dos semanas para las 24 locomotoras totales de este depósito.
(continuará...)